domingo, 5 de septiembre de 2010

PARIS Y HELENA DE TROYA

DEL
ROMANCERO POPULAR
Estando la reina Elena --en su bastidor bordando,
agujica de oro en mano,
--un pendón de amor labrando:
Dios guarde a la reina Elena,
Dios la ponga en alto estado.
¿Quién es ese caballero --tan cortés y bien hablado?
-París soy, la mi señora,
--París, vuestro enamorado.
Por vuestro cuerpo, París, --¿qué oficios tenéis en mano?
-Mercader soy, mi señora,
--y por la mar gran corsario;
tres navíos tengo al puerto,
--de oro y almizcle cargados.
En el más chiquito de ellos --tengo yo un rico manzano,
que echa manzanitas de oro
--en invierno y en verano.
-Si tal es verdad, París, --razón es de ir a mirarlo.-
Con ciento de sus doncellas,
--reina Elena se ha embarcado.
-¿A dó el manzano, París, --dónde está el rico manzano?
-Yo lo soy, la reina Elena,
--yo soy el rico manzano,
que echo manzanas de amores
--en invierno y en verano;
las manzanas son los hijos
que vais a parir cada año.
¡Iza vela, marinero, --está la presa en la mano!
-¡Échame en tierra, París,
--París, el descomulgado!
-No lloréis, la reina Elena,
--ni hagáis llanto tan sonado,
que la ciudad ya se aleja,
--el aire me está ayudando.
RECOPILACIÓN: ( BRUMA )

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