jueves, 9 de septiembre de 2010

MARÍA DE LAS MERCEDES

DEL CANCIONERO
POPULAR


Una dalia cuidaba Sevilla 
en el parque de los Montpensier.
Ataviada de blanca mantilla 
parecía una rosa de té.


De Madrid, con chistera y patilla,
vino un real mozo muy cortesano.
Que a Mercedes besó en la mejilla
pues son los niños primos hermanos.


Un idilio de amor empezó a sonreír.
Mientras cantan en tono menor
por la orillita del Guadalquivir.
María de las Mercedes
no te vayas de Sevilla.

Que el nardo trocar te puede
el color de tus mejillas.
Que quieras o que no quieras,
aunque tú no dices nada,
se nota por tus ojeras 
que estás muy enamorada.


Rosita de Andalucía,
amor se prendió en tus redes,
y puede ser que algún día,
amor te cueste la vida:
María de las Mercedes.


Una tarde de primavera 
Merceditas cambió de color.
Y Alfonsito que estaba a su vera
fue y le dijo : ¿Que tienes mi amor?
Y lo mismo que una lamparita
se fue apagando la soberana.


Y las rosas que había en su carita
se le quedaron de porcelana.
Y Mercedes murió empezando a vivir.

Y en la Plaza de Oriente y dolor, 
para llorarla fue todo Madrid. 


María de las Mercedes
mi rosa más Sevillana,
porque te vas de mis redes
de la noche a la mañana.


De amores son mis heridas
y de amor mi desengaño,
al verte dejar la vida 
a los dieciocho años.


Te vas camino del cielo
sin un hijo que te herede.
España viste de duelo
y el Rey no tiene consuelo:
María de las Mercedes.

 RECOPILACIÓN: ( BRUMA )

LA MALETA


DEL CANCIONERO
POPULAR

Esta es la historia de un cartero
una mañana se encontró
una maleta muy bien cerrada
y a su casa se la llevó.

Tengo tres hijos, con éste cuatro
en mi pobreza los he de criar
y, aunque me mate a pedazos,
a los cuatro los he de sacar.

Cuando cumplió veinte años
la quinta lo reclamó.
No tengo padre ni madre
que un obrero a mí me crió.

Al poco tiempo tuvo la suerte de ascender,
llegó hasta el grado,
llegó hasta el grado de coronel.
Y al poco tiempo
de una rica se enamoró.

Cuando fueron a casarse,
una señora se presentó.
Yo impido este casamiento.
Todos quedan asombrados.

Yo declaro ser su madre
y que los novios eran hermanos.
Con papeles en la mano
lo puedo justificar.
Que les miren en los brazos
que los dos llevan
igual señal (bis).

RECOPILACIÓN: ( BRUMA )

PACA MORA

DEL ROMANCERO
POPULAR
Madrugá del mes de Mayo
cuando los trigos peina la brisa
Paca Mora va a caballo
entre los toros de su divisa.

De lejos la van siguiendo
los ojos negros del mayoral
que al tiempo la está queriendo
sin que su boca le diga ná.

La niña también lo quiere
y no lo deja entrever
y antes morirse prefiere
que publicar su querer.

Paca Mora, ¡Ay, Paca Mora!
Yo se que te dan llorando
las claritas de la aurora.
¿No estás viendo, compañera
que el secreto de tus labios
lo delatan tus ojeras?

Deja a un lado los blasones
de tu orgullo y condición
y abre puertas y balcones
pá alegrar tu corazón.
Hazme caso, Paca Mora
y que no te den llorando
las claritas de la aurora.
 
Paca Mora va a caballo
soñando alegre con un "te quiero"
y de pronto, igual que un rayo,
le sale un toro por el sendero.
Corrió el mayoral celoso
a la defensa de su querer
por pronto que quiso el mozo
llegó la muerte primero que él.

La niña ya en la agonía
sonríe al verlo llorar
y en la mañana encendía
corre volando un cantar.

¡Paca Mora, ay Paca Mora!
Por ti se quejan llorando
las campanas de la aurora
y la alondra mañanera
va diciendo a la amapola:
¡Ay que pena compañera!
Que desgracia de este toro
que en la sombra y a traición
me robó la flor de oro
que nació en mi corazón.

¡Qué penita, ay Paca Mora!
Con mi voz irán doblando
las campanas de la aurora.
RECOPILACIÓN: ( BRUMA )

DOÑA INÉS DE CASTRO


 DEL ROMANCERO 
POPULAR
 Doña Constanza salió
de España para Coimbra.
Doña Inés la acompañaba,
Doña Inés la acompañaba;
su mejor dama y amiga.

Don Pedro salió al encuentro
con su corte a recibirlas
y de Inés quedó prendado;
nunca vio mujer tan linda.
Doña Constanza de pena,
por el rey se moría
y el rey por Doña Inés,
daba su alma y su vida.
Doña Constanza murió
y Portugal que sabía,
la pena que la mató
la muerte de Inés de Castro
el pueblo entero pidió.
La condenaron a muerte;
la condena se cumplió,
y al rey Don Pedro dejaron
viviendo sin corazón,
viviendo sin corazón.
¡Reina para Portugal!
el pueblo a voces pedía
y el rey busca la venganza,
del amor que fue su vida.
Le consumía la pena
sin tener noche ni día
y sin descanso buscaba
aquel que le quitó la vida.
Y por fin Inés vengada,
en el palacio real;
fue proclamada la reina
del reino de Portugal.
RECOPILACIÓN: ( BRUMA )